Experiencia con Pepos

Conocí PEPOS a través de otra mujer maltratada que ya tenía un perro de esta asociación.

Llamé por teléfono para contar el infierno en el que vivía desde hacía más de un año; durante ese año no podía hacer vida normal, el maltratador vivía a pocos metros de mi casa. Yo deje de salir a la calle por miedo, no salía ni siquiera a mi terraza, tenía que pedir ayuda si quería tirar la basura porque no me atrevía Incluso cuando conseguí la orden de alejamiento, el terror a encontrármelo en la puerta de mi casa, cuando me iba a subir al coche o ver su coche … me sumía de nuevo en la gran depresión en la que estaba.

Pasadas las dos primeras entrevistas con las Profesionales colaboradoras de PEPOS que desde el primer momento me dieron esperanza de que mi vida cambiaría, empecé a sentirme aliviada y más tranquila.

Me han regalado un perro al que están adiestrando en obediencia y en ataque al posible agresor, vamos 2 ó 3 días en semana.

La asociación también me cubrió todos los gastos de vacunación etc. me entregaron collar, arnés y han estado y están dándonos ánimo constantemente.

Desde que tengo al perro,  desde el primer día, salgo todos los días a pasear y he logrado retomar mi vida anterior casi totalmente, el hecho de tener este perro me proporciona compañía, me da seguridad y es un motivo más para vivir.

Estoy más contenta y me está ayudando mucho el poder pertenecer a esta asociación. He encontrado en los entrenadores y en otras mujeres con problemas de violencia de género que van a los entrenamientos y en amigos de esta asociación, un grupo de gente maravilloso sin el que no hubiese podido estar recuperándome. Gracias a PEPOS y al perro que me han donado he dejado de llorar.